LA ILUSTRACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL- REFORMAS BORBÓNICAS

 

 

LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN LA NUEVA ESPAÑA 

S. XVIII

 Elaborado por: Héctor Gallegos Macías.

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Las reformas borbónicas representaron el fin de una era y el inicio de otra para el reino de España durante el siglo XVIII, tras la guerra de secesión española que concluyó en 1713, llegó al poder el nieto de Luis XIV; Felipe de Borbón, duque de Anjou quien sería el nuevo rey de los dominios españoles, anunciando con la ruptura del viejo régimen, la dinastía de los borbones en España realizó profundas reformas sobre el orden establecido.

La decadencia institucional, política, económica, cultural y una continua perdida de territorios tras años de continuas guerras caracterizó a las últimas administraciones de reyes pertenecientes a la dinastía de los Austrias. Es lógico que los nuevos monarcas pretendieran introducir reformas para cambiar la precaria situación del reino, el planteamiento de estas respondió a las necesidades de una época, buscando concentrar el poder de decisión en el aparato estatal.

En este breve artículo de investigación abordaremos las repercusiones que implicaron para el virreinato de la Nueva España las reformas borbónicas. Indagaré la influencia en los principales aspectos políticos, económicos, sociales, religiosos y culturales de las ya mencionadas reformas. Asimismo, se realizará una valoración de las contradicciones y paradojas que caracterizaron a estos cambios.

A manera de complemento presente en todo el ensayo, postularé una serie de premisas que harán inca pie en la influencia de las ideas ilustradas que para aquel momento permeaban en toda Europa y sus colonias. Profundizaré en los cambios políticos, concretamente los cambios jurídico-administrativos que se llevaron a cabo por toda la región y cómo éstas pretendieron la reorganización del territorio novohispano. Las reformas borbónicas se diferencian por mantener una tendencia hacia la concentración del poder, lo que implica restar menos facultades a las figuras de autoridad locales civiles y monásticas del clero regular. Como forma de ejemplificación abordaré de manera superficial el conflicto y las medidas tomadas para el proceso de secularización como la expulsión de los jesuitas. Finalmente desarrollaré una conclusión en donde expondré una reflexión valorativa sobre la influencia y repercusión que tuvieron las reformas borbónicas en la Nueva España durante el siglo XVIII.

 

¿CÓMO INFLUYERON LAS REFORMAS BORBÓNICAS EN EL VIRREINATO DE LA NUEVA ESPAÑA DURANTE EL SIGLO XVIII?

Desde el inició de la dinastía de los borbones, comenzaron a idearse una serie de reformas que pretendían la concentración del poder para aumentar el papel de decisión e influencia sobre sus territorios, para llevar este fin a cabo la corona española precisaba de pulir su aparato administrativo sobre el cual trabajar las ya dichas reformas que querían implementar. Con el fin de cumplir sus objetivos, la monarquía sabía que si quería recuperar la posición de poder del reino de España en el contexto internacional tenía que desarmar y rearmar la forma en que ejercía su autoridad. Como una de las primeras reformas llevadas a cabo por la corona, fue la reforma postal que como refiere la Dra. Rocío Moreno, fue esencial para la aplicación de proyectos renovadores de la monarquía borbónica, pues es de gran importancia para la circulación de la información.[1] Engrasar los engranes burocráticos en sus colonias fue una prioridad.

La intención de hacer productivas a sus colonias para aumentar el poder económico, motivo al monarca a incluirlas dentro del marco de las reformas. En el caso de la Nueva España, el rey comprendía que se tenía que romper con una administración surgida desde que se llevó a cabo la conquista a comienzos del siglo XVI, se buscaba restar influencia a autoridades locales, percibiendo de esta manera más peso en la toma de decisiones, pues como ya se mencionó anteriormente, se pretendía la concentración del poder. El ejercicio de poder del imperio hispánico residía en las continuas formas de negociación, por lo que se buscaba un modelo de monarquía unicéntrica, política que no termino de cuajar en las colonias hispánicas donde siguió dominante un modelo de autoridad policéntrico.[2] Inicialmente autoridad real envió a personal para inspeccionar y diagnosticar la situación que se vivía en la Nueva España, con este fin de 1764 a 1765 llegaron a la colonia una serie de enviados reales.

Estos enviados llegaron con la intención de reorganizar el sistema fiscal, iniciando un periodo conocido como los años de Galvés[3], periodo en el que se pretendía implantar un aumento de impuestos, la inspección de los fondos públicos de los pueblos y el establecimiento de doce intendencias[4], además desde la península se expidieron cédulas reales para a creación de nuevas instituciones que pretendían formar personal capacitado para elevar la productividad colonial, influenciado por los ideales de la ilustración, se buscaba la institucionalización de las ciencias. Refrendar la lealtad hacia con el rey era una prioridad de los enviados reales. Así como en el inicio de la nueva dinastía de los borbones que se vio impactada sobre la cultura colonial dando lugar a diversas manifestaciones en reconocimiento de las nuevas autoridades reales. La manifestación artística como las juras[5] pretendieron generar una producción encaminada a propagar el mensaje de legitimación real.

Los promotores de las reformas en las colonias hispánicas buscaban el reconocimiento de la autoridad real, reflejado en el aumento de las regalías del rey, asimismo la creación de subdelegaciones representó el poner en práctica dichas intenciones, pero en la práctica, la “poca eficacia del nuevo modelo administrativo de intendencias al mal funcionamiento de las subdelegaciones “[6] fue lo que caracterizó a estas nuevas figuras político-administrativas. Lo

Los intendentes no fueron figuras de importancia política muy relevantes, puesto que generalmente “sufrieron constantes desacatos de las prioridades civiles, militares y eclesiástica y que eran agentes de reformas impopulares”[7]. Las subdelegaciones iniciaron siendo un órgano de administración financiera, pero el abuso de poder en la figura de los subdelegado mermó el poco prestigio y autoridad que existió en las intendencias, también a ambigüedad de las jurisdicciones, así como de las facultades que estas autoridades poseían fueron un factor determinante para su fracaso.

La cultura, como ya se mencionó anteriormente se vio influenciada por las nuevas doctrinas, en la Nueva España, surgieron expresiones artísticas que a decir verdad y como señala Jaime Cuadrillero, estos temas habían sido relegados por la historia del arte, ya que sólo se percibía a esta producción artística como el simple resultado de un patrocinio, mecenazgo o sólo como el efecto de la práctica devocional[8], pero el arte en la Nueva España posee mucha más profundidad, uno de los claros ejemplos que denotan la importancia de estas obras es “El altar de los Reyes “ en la catedral de la Ciudad de México que sin duda alguna fue una “epitome de las causas del príncipe cristiano en todo el continente[9].

La ilustración impactó en la cultura, surgiendo de la institucionalización de la razón, las artes representaron la racionalización de la fe y la autoridad real, pues se buscó plasmar las representaciones del rey y su autoridad en los territorios coloniales[10] lo que influyó directamente en la población colonial. Al indígena dejó de considerársele un súbdito de segunda calidad, pues se argumentaba que estaba constituido como un “cristiano” adulto en la práctica de la religión[11], en la práctica el trasfondo de esta nueva consideración social se explica como una forma de volver a un sector de la sociedad activamente económico.

Esta Política Económica que impulsó la participación estatal en las actividades productivas pretendían constituir una economía corporativa, donde las figuras políticas, así como las entidades poblacionales actuarían de manera corporativista, con el fin de aumentar las prestaciones económicas y fiscales de los dominios de ultramar[12].

En cuanto al apartado religioso desde el siglo XVII el rey, auxiliado por sus consejos, había puesto en marcha una política de control del clero regular y la secularización de la Iglesia, situación que alcanzó su punto álgido en el siglo XVIII[13], la gran autoridad que poseían las instituciones religiosas de mano de las órdenes religiosas se vio envuelta en un proceso de secularización, así como con la autoridad civil, la autoridad religiosa debía de concentrarse en la figura real, por lo que se tomó la decisión de quitar la autoridad monástica en las comunidades de pueblos principalmente, concentrándolas en las ciudades, la autoridad real sabía que una de las bases del poder del clero regular estaba en la administración de doctrinas[14], por lo que tomó acción a partir de ello.

Como forma de control sobre las instituciones eclesiásticas, la autoridad real creó mecanismos de control sobre los regulares, algunas de estas medidas fueron las visitas pastorales o la aplicación de exámenes al personal eclesiástico[15]. Estas medidas ampliaron el poder sobre la iglesia americana. La autoridad real ahora se encargaría también de los asuntos de la espiritualidad[16]. Se aspiraba a un cambio estructural en la iglesia novohispana, con el fin de una mejora administrativa.

La secularización constantemente se justificaba en las concesiones papales de tiempos atrás, que le daban las facultades patronales necesarias a la corona para realizar estos cambios. Se crearon instituciones educativas para la formación de los nuevos clérigos. Así mismo se actuó en contra de quienes no cumplieron con las peticiones y ordenanzas de la iglesia, razón por la cual se expulsó a la Compañía de Jesús. Para la nueva autoridad secular no faltaron dificultades para ejercer su cargo con legitimidad; la resistencia de las comunidades de indios provocó la represión del estado[17], lo que a su vez generó el descontento social de la colonia.

La expulsión de los jesuitas como medida ante la secularización de las órdenes monásticas en el año de 1767 fue todo un reto para la corono, el proceso de expulsión fue escalonado donde no faltaron errores de manejo, donde los resquejos en la legalidad fueron aprovechados por algunos hombres que intentaron beneficiarse de las medidas y disposiciones que el rey había promulgado para la salida de los jesuitas del reino, así como el caso del vagabundo José Oñates, quien fingió en su persona formar parte de la Compañía de Jesús y que al intentar violar a una india, fue investigado y juzgado por las autoridades novohispanas, descubriendo su verdadera condición.[18]

 

La salida de los jesuitas no llegó a consumarse del todo, pues a pesar de los reiterados esfuerzos de las autoridades peninsulares y novohispanas por desterrar a estos de todos los renios, la realidad distaba del objetivo, puesto que muchos de los hombres que componían esta orden quedaron enfermos o imposibilitado, convirtiéndose incluso algunos de ellos en ermitaños.[19]

El ya mencionado descontento social, dio origen a revueltas y rebeliones, pues la poca habilidad política de las autoridades jurisdiccionales del virreinato fue un factor causal de rebeliones y alzamientos[20], las continúas revueltas en la república de Papantla, eran fruto de la incompetencia de estas autoridades, la continua violación de los procedimientos legales es síntoma del orden y autoridad que existía en el virreinato para finales del siglo XVIII

 

REFORMAS A MEDIAS

A manera de conclusión me gustaría mencionar que los cambios políticos, económicos, sociales, religiosos y culturales que se introdujeron en el virreinato de la Nueva España a lo largo del siglo XVIII formaron parte de los intentos por la dinastía de los borbones para consolidar su poder y recuperar la posición política del imperio español, cambios que si bien no modificaron las bases políticas, económicas y sociales del estatus quo si emprendieron en parte una política que reformó algunos aspectos para el reino y sus colonias.

 

Asimismo, esto se vio reflejado para las colonias americanas, en el caso de la Nueva España se intentó reestructurar el ámbito político-administrativo de manera tal que los engranes burocráticos permitieran una mayor recaudación fiscal y que el impulso a la producción en esta se tradujera en beneficios económicos para la corona. Lo que ocurrió en la práctica refuta esta visión reformista, puesto que, aunque se implementaron dichas medidas, los efectos no fueron los esperados, el conflicto jurisdiccional con las autoridades locales y eclesiásticas minaron el proceso reformador.

 

La cultura se vio influenciada también por estos aires de cambio, quizá en donde sea el ámbito en el que mejor se palpó el interés reformista fueron las artes, puesto que era financiado por el estado. Al mismo tiempo, con la intención de confrontar a las autoridades prestablecidas en la colonia, también y como efecto colateral sembraron descontento en los pueblos y ciudades, principalmente en las comunidades indígenas Según Robert Hasket las reformas impuestas a los pueblos indígenas no se consolidaron, donde incluso hubo levantamientos y rebeliones que caracterizaron a esta época. La confrontación también se dejó sentir en las relaciones con la iglesia regular, donde la confrontación llegó a tales extremos que se optó por la expulsión de la orden de los jesuitas, una acción tomada por la corona en un intento de demostrar autoridad, pero que al igual que la mayoría de cambios que se pretendieron hacer no se consolidaron, por lo que no puede considerarse que las reformas borbónicas cambiaron de fondo la estructura prestablecida, ni tampoco que fue un cambio radical en cuanto a la forma de esta, puesto que la mala implementación de dichas medidas tan sólo permitió cambios superficiales producto de reformas a medias.

 

BIBLIOGRAFÍA

Jaime Cuadriello, “Politización y sociabilidad de la imagen pública: del rey y sus cuerpos, 1700-1790”, en Ilona Katzew (ed.), Pintado en México, 1700-1790: Pinxit Mexici, California, Los Angeles Country Museum of Art, Fomento Cultural Banamex, A. C. y DelMonico Books, 2017, pp. 112-139.

Julian Andrei Velasco Pedraza, "Plasmar la lealtad: representaciones del rey en el Nuevo Reino de Granada, s. XVIII", 4 de mayo del 2020.

Annick Lempérière, “¿Era reformable el Antiguo Régimen?”, en Entre Dios y el rey: la república. La ciudad de México de los siglos XVI al XIX. México: Fondo de Cultura Económica, 2013, pp. 155-181.

Dra. Rocio Moreno Cabanillas, "Las comunicaciones hispanoamericanas en el contexto de las reformas borbónicas y de la Ilustración", 6 de mayo del 2020

María Teresa Álvarez Icaza Longoria, “El impacto del programa de secularización. Una visión de conjunto”, en La Secularización de doctrinas y misiones en el arzobispado de México 1749-1789, México, UNAM, IIH, 2015, pp. 231-281.

Salvador Bernabéu Albert, “El vacío habitado. Jesuitas reales y simulados en México durante los años de la supresión (1767-1816)”, Historia Mexicana, vol. 58, núm. 4 (abril – junio, 2009), pp. 1261-1303.

 



[1] Rocío Moreno Cabanillas, "Las comunicaciones hispanoamericanas en el contexto de las reformas borbónicas y de la Ilustración", 6 de mayo del 2020

[2] Ibidem.

[3] Nombre acuñado por José de Galves, enviado real a la Nueva España.

[4] Annick Lempérière, “¿Era reformable el Antiguo Régimen?”, en Entre Dios y el rey: la república. La ciudad de México de los siglos XVI al XIX. México: Fondo de Cultura Económica, 2013, pp. 155-181.

[5] Julian Andrei Velasco Pedraza, "Plasmar la lealtad: representaciones del rey en el Nuevo Reino de Granada, s. XVIII", 4 de mayo del 2020.

[6] Rafael Diego-Fernández Sotelo y Ma. Pilar Gutiérrez Lorenzo, “Genealogía del proyecto borbónico. Reflexiones en torno al tema de las subdelegaciones”, en Rafael Diego-Fernández, Ma. Pilar Gutiérrez y Luis Alberto Arrioja (coords.), De reinos y subdelegaciones. Nuevos Escenarios para un nuevo orden en la América Borbónica, México, El Colegio de Michoacán, Universidad de Guadalajara y El Colegio Mexiquense, 2014, p. 25

[7] Ibidem, p. 26

[8] Jaime Cuadriello, “Politización y sociabilidad de la imagen pública: del rey y sus cuerpos, 1700-1790”, en Ilona Katzew (ed.), Pintado en México, 1700-1790: Pinxit Mexici, California, Los Angeles Country Museum of Art, Fomento Cultural Banamex, A. C. y DelMonico Books, 2017, p. 115.

[9] Ibidem. P. 119

[10] Julian Andrei Velasco Pedraza, "Plasmar la lealtad: representaciones del rey en el Nuevo Reino de Granada, s. XVIII", 4 de mayo del 2020.

[11] Loc cit.  Lempériére, p. 145.

[12] Loc cit. Lémpieré, p. 155.

[13] Loc cit. Cuadrillero. P. 114

[14] María Teresa Álvarez Icaza Longoria, “El impacto del programa de secularización. Una visión de conjunto”, en La Secularización de doctrinas y misiones en el arzobispado de México 1749-1789, México, UNAM, IIH, 2015, p. 231.

[15] Ibidem. p. 233.

[16] Ibidem. p. 234.

[17] Ibidem p. 278

[18] Salvador Bernabéu Albert, “El vacío habitado. Jesuitas reales y simulados en México durante los años de la supresión (1767-1816)”, Historia Mexicana, vol. 58, núm. 4 (abril – junio, 2009), p. 1288.

[19] Ibidem. p. 1299.

[20] Michael T. Ducey, "Las revueltas de Papantla. Las reformas borbónicas en Tierra Caliente", en Una nación de pueblos. Revueltas y rebeliones en la Huasteca mexicana, 1750-1850, Xalapa, Veracruz, Universidad Veracruzana, 2015, p. 84.

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